sábado, 25 de julio de 2009

¡El hampa unida jamás será vencida!



¡El hampa unida jamás será vencida!

Lastimosamente esta fue la consigna que cantaban los malandros de una zona de Barquisimeto el día del entierro de un amigo asesinado en la cárcel de Uribana. Y al enterarme de ese espectáculo gracias a la madre de mi amigo me vino a la mente la identificación, solidaridad y lealtad que los distintos grupos de poder tienen en la sociedad.

Por ejemplo, uno de los problemas que tienen los estados latinoamericanos para luchar contra el poder de los grupos criminales (especialmente los estados centroamericanos contra el fenómeno de las Maras) radica en el hecho de que en los grupos criminales sus ritos de ingreso o iniciación y sus acuerdos para mantenerse en la impunidad generan más fortaleza de cohesión que la que tienen en su seno muchas de las fuerzas del orden público y de las instituciones estatales.

Si hacemos un ejercicio de imaginación y dividimos nuestra sociedad en grandes grupos de poder nos daremos cuenta que quienes menos nos identificamos, nos solidarizamos y nos guardamos lealtad somos el grupo más poderoso de una sociedad, es decir la sociedad civil.

Al igual que los grupos criminales, otros grupos como el de funcionarios y políticos de carrera corruptos, el de los militares, el de los empresarios orgánicos enchufados desde siempre al gobierno y su sistema de cobro de comisión y el de los grandes grupos de sindicatos, también tienen a lo interno y entre sí -dependiendo de las coyunturas- mucha más identidad, solidaridad, lealtad y respeto que la de nosotros los ciudadanos. La sociedad civil como un grupo de poder se ha expresado en bloque muy pocas veces en Venezuela, como si pasó en Grecia por ejemplo, cuando hace unos meses un joven fue asesinado por un policía. Allí se unió toda la sociedad en contra de un abuso de poder.

Es una vergüenza que entre nosotros como nacionales nunca nos unamos (obviando nuestras diferencias momentáneamente) en contra de quienes abusan del poder sean quienes sean, que no nos identifiquemos como nacionales e iguales ante la ley sólo por razones políticas o de status económico, que no seamos solidarios con nuestros connacionales a menos de que haya una catástrofe natural y que la lealtad no sea regla en la sociedad civil.

Debemos exigir seriedad y respeto a las leyes por parte de quienes ejercen el poder y quienes se burlan de las mismas, pues de lo contrario nos veremos en la necesidad de aprender a movernos como ellos. Por nuestra desunión como sociedad civil es que nos vemos y nos sentimos abusados periódicamente. Y por la impotencia que sentimos y la inexperiencia de muchos en el chanchullo es que en Venezuela se admira y se respeta a quién está por encima de la ley y no a quien la cumple. Muchas veces preferimos recurrir al experto en movidas, que unirnos a exigir que cesen esas movidas ilegales.

No obstante, con todo y que muchos de los abusos de poder los sentimos por igual oficialistas, opositores y terceros, anteponemos nuestras diferencias políticas y de status socioeconómico para apoyar a esos grandes grupos de los cuales creemos formar parte pero en los que no tenemos participación alguna.

Estamos perdiendo la oportunidad de exigir que nos solucionen problemas comunes como la inseguridad, la educación, la seguridad social, la vivienda y la producción de alimentos, por estar apoyando a los distintos grupos de poder como si fuesen equipos de fútbol o béisbol, es decir, con fanatismo y permisividad.

En fin, si queremos transformarnos en un grupo de poder para ejercer nuestros derechos y deberes en un ambiente de legalidad y legitimidad, debemos desarrollar las mismas cualidades de cohesión que los grupos de poder han desarrollado en el lado erróneo del espectro de valores, pero nosotros como sociedad civil en el lado correcto de ese mismo espectro de valores occidentales.

¿Será que la consigna El Pueblo unido jamás será vencido podrá ser cantada algún día por toda la sociedad civil identificada por su característica de civil y no separada por sus condiciones partidistas o socioeconómicas?

Todos los pueblos del mundo occidental tuvieron que transitar un tortuoso camino en la lucha para lograr que el poder de los emperadores y lo reyes pudiera ser ejercido por los muchos y no por los pocos. Y en algún momento tuvieron que unirse obviando sus diferencias. Es nuestro deber reconocer el esfuerzo histórico no de los líderes y héroes de la historia sino de todos aquellos que reunieron sus esfuerzos contra el despotismo desde finales del siglo XVIII en la Revolución Francesa hasta la década de los sesenta del siglo XX en las independencias Africanas. Así como también en la actualidad debemos seguir su ejemplo si es necesario.

A ellos debemos nuestros derechos civiles y políticos, a la gente común y corriente y no a los supuestos héroes guerreros y políticos que sin la fortaleza de los de abajo no hubiesen podido llegar a ningún lugar. Necesitamos como sociedad civil identidad, solidaridad y lealtad entre nosotros. Ya los otros grupos de poder desarrollaron esas cualidades pero casi nunca para el bien. Porque aunque supuestamente son valores muy dignos, no necesariamente son siempre usados por personas virtuosas.

Al respecto podemos ver en los libros de historia a la mafia italiana y su solidaridad, a los partidos únicos (nacionalsocialista, fascista y comunita) con sus exigencias de lealtad y a los grupos racistas con sus símbolos de identificación. Urge que nos reconozcamos como grupo de poder. Después diremos que la ¡sociedad civil unida jamás será vencida!

En honor a quienes durante tres siglos han luchado desde las calles para que el poder llegara hasta la base de la sociedad, es que no podemos dejar que de nuevo unos pocos se apropien de lo que tanto trabajo le costó a millones de personas. Debemos despertar y oponernos al poder excesivo del estado y quienes lo administran. Así también en contra de todo grupo de poder que opere por encima de la ley. Desde mi punto de vista aparentemente ya esos grupos de poder están unidos, ahora nos toca a nosotros.

1 comentario:

Ramón dijo...

Muy bueno este artículo, sobre todo me gustó algo que dices: Muchas veces preferimos recurrir al experto en movidas, que unirnos a exigir que cesen esas movidas ilegales.
Así mismo viví, sentí y ví como funcionaba todo en Venezuela y venir a vivir a un sitio donde no necesitas de "movidas" me costo acostumbrarme y ahora que lo he hecho, no creo que quiera volver a lo mismo.
Muy buenos tus artículos amigo Erick, necesitamos una tercera alternativa en Venezuela, tú eres parte de ella.
Saludos
Ramón (El Ciga) González